lunes, 8 de noviembre de 2010

HERRAMIENTAS DE LA GEOHISTORIA

HERRAMIENTAS DEL ENFOQUE GEOHISTÓRICO.


El Enfoque Geohistórico se operacionaliza en los centros educativos a través de las siguientes herramienta: Diagnóstico de Comunidad, el Método de los Conjuntos y la Cartografía Conceptual.

El Diagnóstico de la Comunidad.

El Diagnóstico de Comunidad es una estrategia que ayuda al individuo a conocer su realidad en su caracterización social, económica y cultural, lo que le permite al alumno analizarla y plantear alternativas posibles de solución a los problemas de la comunidad.

Se trata de una propuesta o modalidad de enseñanza problematizadora, en correspondencia con la concepción educativa de transformación social que reclama el país. Además, favorece el conocimiento y la valoración de lo nuestro y concientiza sobre la necesidad de defender y preservar nuestro patrimonio.

El diagnóstico de comunidad en la praxis educativa es de gran importancia, tanto para el conocimiento de los elementos que componen la situación de aprendizaje, como en el proceso de operacionalización de los postulados de la educación, y en especial para la enseñanza de la geografía e historia nacional.

El Método de los Conjuntos.

El Método de los Conjuntos es un instrumento básico en el tratamiento de datos estadísticos, que permite la comprensión de la teoría geográfica desarrollada desde el Enfoque Geohistórico.

Como herramienta metodológica asume la categoría totalidad, que implica ver la realidad como un sistema de relaciones e interrelaciones, que se mueven desde su estructura u organización interna hasta la totalidad, dándose una relación dialéctica, que se enriquece por las múltiples interacciones cuanticualitativas que se dan entre ellas. Por lo tanto, el método nos permite comprender los aspectos sociales como un todo complejo, dinámico y organizado.

El Método de los Conjuntos se adscribe a la Matemática General, puesto que trabaja el concepto de grupo o conjunto. Brinda flexibilidad cuando permite la organización de conjuntos y subconjuntos en una totalidad y el estudio de espacios geográficos a diferentes escalas.

La Cartografía Conceptual.

La cartografía conceptual es una herramienta didáctica útil para representar la realidad, se vale de observaciones directas, de registros y de procesos de reflexión, los cuales permiten captar un
espacio concreto, que conduce a la conceptualización de los elementos presentes en la realidad; se traducen en expresión gráfica a través de los cartogramas, los cuales expresan la acción de los grupos humanos bajo condiciones históricas dadas, por lo tanto, parten de una realidad concreta y responden a la dinámica y particularidades del espacio geográfico; los caracteriza su heterogeneidad, por esta razón rompen la línea política administrativa que identifica a los mapas convencionales.

El cartograma se inicia con la aplicación de un trabajo de campo, que realizan los estudiantes organizados en grupos y por sectores; aquí la observación directa juega un papel muy importante; con apoyo en la guía de viaje se orienta el recorrido por el sector; también se utiliza la guía de contexto espacial y un plano de mensura del área de investigación, con el propósito de localizar los objetos espaciales presentes en esa realidad; este momento se acompaña de registros fotográficos a objetos espaciales dominantes y/o de interés para el grupo.

Concluido el inventario se clasifica y codifica la información para construir la representación cartográfica. La elaboración del cartograma constituye un instrumento de enseñanza de las ciencias sociales, ya que permite que el alumno se sensibilice, identifique y se comprometa con su espacio; fomenta la construcción colectiva en la Geografía Local y/o Nacional y contribuye con la consolidación de la Identidad Nacional.

CONCEPTUALIZACIÓN DE LA GEOHISTORIA


EL ENFOQUE GEOHISTÓRICO.
El Enfoque Geohistórico surge como propuesta de un grupo de estudiosos de las Ciencias Sociales, quienes adoptan una perspectiva de investigación y análisis en el estudio de las ciencias geográficas, insistiendo en su carácter social desde la dimensión temporo espacial.


La difusión de la literatura de carácter geohistórico se produce significativamente entre 1984 y 1986. con las publicaciones de los profesores Ramón Tovar (IUPC) y Ramón Santaella (UCV) y el
intercambio con otros docentes investigadores. quienes logran proponer las bases teóricas que sustentan el Enfoque Geohistórico.


En términos del profesor Ramón Tovar el Enfoque Geohistórico se define de la siguiente manera “el enfoque geohistórico se desprende de su propia concepción geográfica que entiende el espacio como producto concreto o síntesis de la acción de los grupos humanos sobre el medio ambiente para su necesaria conservación y reproducción sujeto a condiciones históricas determinadas (1984.P.11).


Por otra parte el profesor Ramón Santaella discípulo de Tovar expresa lo geohistórico así: “Es la relación entre la Geografía y la Historia; una modalidad de interdisciplinariedad obligante en el estudio del espacio y su dinámica... “ (1985 p.3).


La propuesta geohistórica implica abordar el estudio de la geografía y la historia desde una postura interdisciplinaria, como una hibridación teórica, que asuma el estudio de la realidad desde la perspectiva diacrónica sincrónica, vinculada con la realidad local y con las necesidades e intereses de los grupos sociales. Esto obviamente lo enlaza con los procesos de aprendizaje y le imprime la fuerza capaz de generar cambios en la acción educativa.
La Educación y la Geohistoria.

Ante el contexto del mundo actual en el imperio de la tecnología y la globalización económica, la educación geográfica debe asumir retos acordes con la dinámica del presente.

En este sentido, la educación geográfica debe responder a la complejidad, participar en el análisis y explicación de la realidad local-nacional-internacional en el contexto de lo global. Entonces ¿Cuál debe ser el papel de la geografía y en nuestro caso de la Geohistoria desde la educación?, para Arzolay C. (1999) “…la enseñanza de la geografía debe partir del tratamiento de problemas sociales actuales y relevantes…, una geografía que ayude a resolver problemas…del contexto territorial...”(p.29). En esta perspectiva se propone dar herramientas a docentes y alumnos(as) para abordar el espacio geográfico bajo la concepción teórico-metodológica del Enfoque Geohistórico, estableciendo la interrelación Escuela-Sociedad-Espacio.

Las investigaciones realizadas en más de 150 de las Maestrías en Enseñanza de la Geografía (UPEL-LUZ- ULA) y en el Centro de Investigaciones Geodidácticas de Venezuela (CIGD) bajo el enfoque Geohistórico, han dado aportes significativos para el estudio de los espacios locales, dando sentido a la investigación y la enseñanza desde la localidad, bajo una perspectiva interdisciplinaria.
Se propone un manejo de la escala, que supera la rigidez desde una concepción matemática, para asumirla en un nivel de análisis y resolución de problemas frente a las condicionantes históricas. Las tendencias en lo económico, social, político y espacial tanto a nivel nacional como mundial indican nuevos tiempos, nuevas estructuras, nuevos paradigmas, la exigencia actual de la educación geográfica implica, por supuesto, una exigencia del docente- investigador para abordar la realidad que es compleja, heterogénea y multivariable.

La propuesta educativa que adelanta el Ministerio de Educación y Deportes, propone que desde la escuela se investigue la realidad espacial bajo el Enfoque geohistórico, para descubrir, comprender y analizar la complejidad del espacio venezolano desde lo local-regional-nacional. “Descubrir la especificidad desde el lugar y la generalidad desde lo nacional y mundial es la vía para comprender la acción de la globalización y las posibles vías de acción a través del estudio de las localidades con visión interdisciplinaria, en nuestro caso con el enfoque geohistórico, como una opción válida en la construcción de nuestra identidad como pueblo y nación, y como proyecto histórico pedagógico al insertarse en la política educativa” (Ceballos, B. 2005. p.3)